miércoles, 7 de octubre de 2009

Vamos por los 52 - Día 8

Día 8
Nehemías 2:10-16

(v.10) . Hasta le momento Nehemías había visto grandes milagros suceder. Ahora, desde el momento mismo de su llegada, comienza la oposición. Tenemos a dos personajes que son gobernantes del territorio, y que ven las intenciones de Nehemías con celos e intrigas. En lugar de alegrarse y valorar su voluntad y sacrificio, se disgustaron.

Cada vez que queremos hacer algo grande para Dios van a aparecer Sambalats, y Tobías. Satanás se siente muy disgustado cuando ve que queremos hacer algo para ayudar a los Chilenos. Junto con nuestro ánimo y alegría, también nos acompañarán pruebas y dificultades. Pero no hay porque desanimarse: es parte del trabajo para levantar la muralla.

(v.11-15). Luego de viajar por cerca de 2 meses Nehemías llega a Jerusalén. Podemos ver de nuevo que el no llega ansioso y corriendo, sino que después de descansar por tres días , sale de noche a inspeccionar la muralla. Él quería ver con sus propios ojos cómo está la muralla, y así poder entender mas de cerca lo que estaba pasando. Debió ser muy doloroso ver las puertas quemadas, y encontrar lugares donde solo habían escombros.

¨Muchas veces necesitamos abrir nuestros ojos espirituales para inspeccionar lo que pasa a nuestro alrededor. Muchas veces caminamos entre escombros pero no podemos contemplar la muralla destruida.

Vamos a ver durante el libro que en repetidas ocasiones Nehemías recibió oposición e incluso amenazas. Pero también vamos a percibir qué daba fuerzas a este hombre para seguir. El estaba convencido de que su misión estaba inspirada por Dios. No era un mero deseo personal, era lo que Dios quería para su vida.

De hecho, no explica el porqué, pero en dos ocasiones repite que al principio no le contó a nadie. Ni siquiera le informó a los gobernantes ni a los sacerdotes. Primero el fue a caminar por la muralla destruida, a ver los escombros, a tomar nuevamente tiempo para planear cómo hacer la obra.

Hermanos, en nuestra vida cristiana necesitamos más que planes, campañas, o actividades. Necesitamos una causa inspirada por Dios. Necesitamos la certeza de que Dios tiene una misión para nuestras vidas, de que El va a utilizarnos.

Mi deseo es que Dios esté alimentando esa causa en tu corazón y el mío, y que pronto podamos decir con la misma seguridad que Nehemías que estamos cumpliendo con la labor que Dios nos ha inspirado a hacer por esta nación. Puede ser comenzando en tu familia, comunidad, trabajo. En algún ministerio especial en la iglesia. No lo sé. Pero Dios si sabe en qué podemos servirlo tu y yo.

Tomemos un tiempo para inspeccionar la muralla en ruinas. Pidámosle a Dios que nos enseñe a ver lo que El ve y cómo el lo ve. Y que su causa siga creciendo en nuestros corazones


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