Hay ocasiones en nuestras vidas cuando estamos pasando por tiempos difíciles, que buscamos de Dios;y lo hacemos con intensidad y a veces con desesperación. Pero cuando ya todo está tranquilo y estable, perdemos pasión y fuego por estar junto a El.( Salmos 50:14-15). Cuanto alegría debe haber en el corazón de Dios cuando lo buscamos porque deseamos tener una relación con él y no solamente porque necesitamos de su ayuda y bendiciones.
¿Cómo está tu agradecimiento hacia Dios?. ¿Estas buscando del El con alegría cada mañana?
En este punto hay que rescatar y valorar el trabajo y ejemplo que Nehemías puso durante todo este tiempo y que sirvió como motivación e inspiración para los demás Israelitas. Definitivamente tenemos la capacidad de inspirar a otros más allá de lo que imaginamos simplemente viviendo vidas entregadas a Dios.
El pueblo entero tenía este espíritu. No eran unos cuantos, eran todos. Que alegría hay cuando vemos que la iglesia está unida en espíritu. (Salmos 133:1).Cuando hay un ambiente de buscar, alabar y conocer a Dios.
Es un gran reto para los cristianos vivir así. A veces estamos desenfocados; en otras ocasiones en el egoísmo y la apatía se apoderan de nosotros, y cada uno vive para si mismo y no para los demás. Otras veces son separaciones y actitudes negativas que impiden este tipo de unión. O simplemente estamos tan preocupados de las cosas del mundo, que perdemos de vista las cosas del cielo.
Luchemos por buscar ese espíritu como iglesia. Luchemos por animar, inspirar y motivar a nuestros hermanos a que todos juntos busquemos y alabemos a Dios.
Y también nos dice la Biblia que estaban, hombres, mujeres y niños. Todos los que tenían uso de razón. Ellos entendieron que buscar a Dios funciona mejor cuando lo hacemos como familia. Ellos deseaban que sus hijos escucharan la palabra de Dios.
¿Cuanta importancia le estamos dando a que nuestros hijos conozcan de Dios y su palabra? ¿Cuanto nos esforzamos porque esto suceda?
Estos dos versículos nos hablan de un pueblo que logró en 52 días lo que no había podido hacer en 93 años. Y como después de esto, entendió que necesitaban de Dios más que nunca. Era un pueblo que tenía hambre de Dios y su palabra, y que quería reconstruir su relación con él.
Busquemos ser ese pueblo espiritual sediento de la palabra de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario