El Reino de Dios en la tierra es perfecto por su cabeza (Cristo), pero imperfecto por sus miembros (pecadores arrepentidos). Dentro de la iglesia necesitamos madurar, crecer espiritualmente como templo de Dios (Efesios 2:21-22).Lo que involucra que necesitamos crecer tanto individualmente como en familia. Esto, como veremos mas adelante, no significa tolerar el pecado sino tratarlo.
Pero aún en medio de esta situación, ellos nos enseñan con su actitud.. Ellos hablaron de cómo se sentían.No se quedaron amargos, llenos de actitudes negativas, ni murmurando en contra de los nobles y gobernantes. Ellos hablaron públicamente de cómo se sentían. Sabían que sus sentimientos podían frenar su ánimo para la reconstrucción, que además los dividían con sus hermanos, y que no podían dejar la situación así.
De seguro ya han ocurrido una o varias situaciones injustas o desagradables en la iglesia. ¿Ya hablaste de ello, lo trataste?. Si no lo has hecho, tu corazón se está endureciendo por la amargura. En un principio simplemente lo guardas como un enojo, pero sin darte cuenta, cada cosa que hace el hermano o hermana que pecó contra ti , te molesta. Comienzas a asociar con la iglesia lo que pasó , generalizándolo y puedes terminar en pensamientos como “ no hay amor”, “hay prejuicios”, “no me entienden” . No puedes permitir que situaciones negativas afecten tu unión espiritual. (Juan 17:20-23). No permitas que el diablo se aproveche y te haga pecar (Efesios 4:26). Espiritualmente, cuando estás dividido con un hermano o hermana, estas dividido con Dios. (1 Juan 4:19-5:2).
Ellos tuvieron la valentía de hablar de esta situación, aunque iban a hablar de sus gobernantes. No se intimidaron por el cargo de estos. Ellos buscaron una solución, no simplemente se quejaron.
¨ Jesús mismo previno que dentro de la iglesia iban a pecar entre hermanos unos contra otros. (Mateo 18:15-17). Por eso enseñó como tratarlo. La escritura nos enseña que no sólo debemos hacerlo para resolver nuestro corazón y no tener actitudes, sino también para ganar a nuestro hermano (v.15). Cuando no hablamos, estamos impidiendo que otros vean su pecado, se arrepientan y cambien delante de Dios. Hablar también es una muestra de amor hacia ellos.
¿Tienes todas tus actitudes negativas resueltas?
¿ Hay alguien con quien no te sientas bien?
Disfruta de la paz que da el tener un corazón unido. Si hay algo por resolver, resuélvelo rápidamente.
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