lunes, 5 de octubre de 2009

Bitácora de los 52 - Día 5




Hoy voy a comenzar relatándoles una historia que hace mucho tiempo leí. Se trataba de un hombre que sufría de pesadillas que no lo dejaban dormir. Cada noche se repetía el mismo sueño en que veía un dragón que lo intentaba matar y el luchaba contra la bestia pero no podía librarse de ella. Así estuvo durante mucho tiempo este hombre busco la ayuda para sanarse de aquella angustia, visitó muchos médicos pero cada vez que empezaba un tratamiento este fallaba. Finalmente ya cuando su esperanza estaba por terminarse escucho de un medico especialista en trastornos de sueños que era una eminencia en el mundo por lo cual tener una consulta con el sería muy difícil de conseguir. El hombre se esforzó por tener una cita con aquel medico hasta que un día logro. Estando ya con el doctor comenzó a hablar de su pesadilla, en donde veía un dragón que siempre intentaba matarlo y el cómo durante muchos años este sueño no lo a dejado tener una vida normal. El hombre estaba muy angustiado esperando la respuesta del doctor, necesitaba saber si lo podía ayudar ya que era su última esperanza. El médico después de escuchar al hombre tomo un tiempo para responder si podía o no ayudarlo, finalmente le dijo que si podía hacerlo pero que esto sería un proceso que duraría dos años y que durante este tiempo necesitaba verlo en su consulta tres veces a semana. El hombre era un empresario exitoso que rápidamente hizo el cálculo de cada consulta le saldría $100000, tres veces a la semana seria $300000, cada mes seria $1.200.000, lo que significa que en un año seria 14.400.000 y que en dos años la suma alcanzaría los $28.800.000 pesos. Entonces el hombre medito durante un tiempo hasta que finalmente miro al doctor y le dijo convencido de que prefería quedarse con el dragón.
Muchas veces estamos cansados de cosas en nuestras vidas, queremos ver cambios en nuestro carácter, en nuestro hogar y en la iglesia. Pero el costo de ir a Dios para que estas cosas cambien es mayor, no queremos sacrificar y en un sentido quisiéramos que todo fuese mas fácil.
El desafío de hoy fue: ¿Cuáles son los “costos” que te impiden dar más para Dios y su causa? ¿Estás trabajando por voluntad propia o sigues esperando algún “llamado"?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario