martes, 20 de octubre de 2009

Vamos por los 52 - Día 21

Día 21
Nehemías 5:6-12

1. (v.7). Nehemías tomó el tiempo para pensarlo bien antes de hablar con los nobles y gobernantes. Era evidente que la situación estaba mal delante de Dios, pero aún así Nehemías no se apresuró para hablar con ellos sino que tomó tiempo para pensarlo muy bien. ¿Porqué?. Porque estaba lleno de indignación (v.6), y sabía que le era muy fácil dejarse llevar, tratarlos con ira, decir palabras ofensivas o terminar siendo injusto también. Esta es otra característica que vemos repetidamente en el libro: Nehemías meditaba en las situaciones antes de actuar.

¨ El tener la razón no justifica la manera de expresarnos. El querer ser honestos no justifica herir a otros por decir “lo que pensamos”. Nadie enojado actúa sabiamente. Es muy justo tomar tiempo para pensarlo bien, antes de actuar. (Proverbios 20:3, 18:13, 16:32, 16:23, 14:17). Es muy sabio aprender del ejemplo de Nehemías, para aprender a resolver los conflictos en lugar de agravarlos.

Ahora bien, después de pensarlo bien, los reprendió. Les habló de su falta de reverencia a Dios y de cuanto estaban pecando contras sus compatriotas.

¿Estuvo bien como les habló Nehemías?¿Estuvo bien que los reprendiera?

Tal vez para algunos piensan que no. Porque nos es difícil aceptar que alguien nos llegara a hablar de esa manera. Sin embargo, la situación era bastante fuerte, y el los trató con carácter y firmeza.

Si bien fue sabio en su manera de expresarles las cosas, no dudó en hablarles directamente de su pecado y de las consecuencias de este.

En nuestra cultura, intentamos decir las cosas más que sin herir a nadie, intentando no hacer sentir incómodo a nadie. y en busca de este propósito, terminamos muchas veces diciendo las cosas con rodeos y sin decir abiertamente lo que pensamos. Toma mucho carácter hablar con la sinceridad y firmeza que Nehemías habló a estos hombres

Y no se quedó ahí. No simplemente los reprendió, además los llamó a un cambio. Y consiguió de ellos ese cambio.

Vemos de nuevo una gran victoria en esta situación. Por años, estos hombres se habían aprovechado de sus compatriotas, cobrando impuestos altos, prestando dinero y comida a altos intereses, y aprovechándose de las necesidades de los más pobres. Y ahora por la actitud recta de Nehemías, cambió una situación que no había cambiado en muchos años. ¡ Ahora se estaba reconstruyendo no solo la muralla física, sino también la muralla espiritual!

Es importante también destacar de nuevo la respuesta de los hombres a quienes Nehemías estaba reprendiendo.No debió ser nada fácil para ellos. Nehemías hizo una asamblea general delante de todo el pueblo. Los confrontó allí mismo y los llamó a cambiar.

Y dice la Biblia que en un principio se quedaron callados. Y luego coincidieron en corregir su conducta y devolver lo ganado. No se defendieron. No se justificaron. No hicieron uso de sus títulos. Simplemente, aceptaron y se arrepintieron.

Personalmente, pienso que detrás de esta conducta era muy importante la figura de quien les estaba hablando. Este hombre había llegado y había demostrado un gran amor por Dios y por Jerusalén. Además Dios lo bendecía en lo que hacía, y se mostraba como un hombre de una gran fe. En varias ocasiones había sorteado peligros, amenazas y oposición, y había llevado al pueblo a mantenerse firme. Y además de todo esto, era un ejemplo para ellos no solo en el trabajo de la reconstrucción, sino en su deseo de ayudar al pueblo. Por eso cuando el les habló, ellos tomaron esas palabras como palabras que venían de Dios.

Los evangelios nos dicen que cuando Jesús comenzó a enseñar en las sinagogas, inmediatamente notaban en su enseñanza una gran diferencia con la que venían escuchando: la de Jesús venía con autoridad. La autoridad de su convicción, su fe, su ejemplo.

Podemos decirles a muchas personas lo que hace falta cambiar o lo que vemos en sus vidas, pero si no tenemos la autoridad que viene de una vida ejemplar, no van a ponernos mucha atención.Talvez en muchas ocasiones no nos atrevemos a hablar precisamente porque lo primero que pensamos es que no somos ejemplo para ellos.

¿Eres alguien que habla directamente o con rodeos?

¿Cómo recibes la corrección de parte de otros?

¿ Consideras que tu cristianismo es ejemplar?

Al final , la gente va a poner atención a un hombre o una mujer de Dios. Ese tipo de autoridad no viene de un título, sino es el resultado de una vida ejemplar, una vida que se desee imitar.







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