lunes, 23 de noviembre de 2009

Bitácora de los 52 - Día 54

Día 54

Hace ya dos días que terminamos nuestro plan de los 52 días. El sábado había una mezcla de alegría, cansancio, y nostalgia. No en vano nos habíamos juntado por más de un mes a orar. Hoy ya es lunes, y sin embargo mi organismo sigue con la idea de que seguimos en el plan. A las 4 de la mañana me encontraba en mi cama despierto, y con ningún indicio de que iba volver a dormirme.

En realidad, este tiempo fue más allá de lo que esperaba. Dios trabajó en nuestros corazones, en nuestra amistad, y camaradería. Deseo simplemente agradecer y felicitar a todos los que compartimos estos 52 días. A Italo, con su gorro rojo, que cada mañana llegó a hacernos creer que podíamos cantarle a Dios. A Marco, y su ánimo cada vez que avanzábamos más de dos versículos en un día. A Carlos Vega, que inventó todas las tallas posibles sobre cuántos días nos quedaban. A John, llegando cada mañana con la misma tranquilidad, caminando y disfrutando el momento. A Ariel, y su ánimo cada mañana. A Juvenal, que mañana tras mañana nos acompañó, y se superó a si mismo y a sus limitaciones. A dos grandes guerreras: Leyla y Jessica Arnao, que resaltaron estos 52 días y fueron un ejemplo para nosotros. A Jaime y Victor Cepeda, que nos acompañaron desde sus casa entre semana, y en la plaza los fines de semana. Al corazón de servicio de Victor, con sus queques y el cafecito. A Pablo, y sus completos a las 6 de la mañana. Nunca vamos a olvidar la experiencia. A Josué y su ánimo. A Cesar Perez, y las ganas que le puso cada mañana. A Ismael, que pareciera que había dormido en la plaza. Cada vez que llegábamos ya estaba ahi. A Juan Pablo, que con ánimo nos acompañó cada día. A la Tere, y sus ganas, todo el trabajo con las poleras y los tiempos de Skype

Y a cada uno de los que nos acompaño en algún momento: Rodrigo, Jorge Iván, Mauricio Estay, Eddy, Marianela, Dianita Arrue, Héctor, Paula,Antonio, Cristian Canto, Mario Bravo, Jean Paul, Christian Amestoy, David, Victor Maulén, José Ynga, Vincent Calquin, Robinsson, Agustín, Carolina González, y cualquiera que se me haya pasado.

Y a cada una de las mujeres de oración internautas, que día a día se mantuvieron firmes orando desde sus casas: María Lucía, mi esposa, Kay, Francoise, Claudia Silva; y las que acompañaron algunos días: Mirza, Irene, Soledad, Elba, Valeria, Patricia Pino.

A todos los hermanos que nos acompañaron desde Venezuela, dándonos su apoyo y haciendo los devocionales. Y por último, a mi familia en Bogotá. Saber que mi mamá, mi hermana Nubia, mi sobrina Camila Y mi hermano Carlos, nos acompañaron, fue muy especial. Gracias por su ánimo y sus comentarios. Me alegró mucho estar unidos en la distancia.

Queridos hermanos, que lo que Dios ha formado en nuestros corazones este tiempo, permanezca y siga creciendo

Con cariño,
LFH





viernes, 20 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 52 - Hemos llegado a la meta

Día 52
Nehemías 1-13

Hemos estudiado por 51 días este libro. Aprendimos de un pueblo que por 93 años vivió entre ruinas, y vimos que podemos acostumbrarnos a los escombros: a tener un matrimonio que tan solo sobrevive, un hogar que no ha terminado de caerse, una vida espiritual en ruinas. Y el libro nos repite constantemente que podemos levantarnos de entre los escombros, que podemos reconstruir la muralla.

Para los habitantes de Jerusalén esto sucedió producto de un judío que sentía dolor por la situación de su pueblo. Un judío que estuvo dispuesto a dejar su comodidad, e ir a luchar por una patria que aunque suya, le era extraña.

Nehemías nos enseño el poder de la oración, y es lo que hemos estado probando estos 52 días. La idea era probarnos que puede hacer Dios en 52 días de oración , y en realidad las respuestas han superado nuestras expectativas. Más de uno de nosotros puede decir con seguridad que sale diferente de como llegó el primer día.

Fue la determinación de Nehemías, y lo irrefutable que eran las evidencias de que Dios lo acompañaba, que logró motivar a un pueblo desmotivado a unirse a la reconstrucción. Y en medio de esta, cuando surgieron los problemas, amenazas y dificultades, demostró su devoción a Dios y su fe en el Dios grande y terrible.

Pero fue después de que se reconstruyó la muralla física que vino el trabajo más importante y difícil; la reconstrucción de la muralla espiritual. Durante años habían vivido desunidos y en medio de injusticias, con un pueblo que no apoyaba a sus líderes y gobernantes en un acto de rebeldía silenciosa.

Hubo que restaurar convicciones, tomar compromisos y hacer juramentos garantizados por escrito. Pero todo esto fue el resultado de reconocer la muralla destruida, de sentir dolor por el pecado, de arrepentirse y confesar, para así llegar a las decisiones. El libro de Nehemías nos enseñó que la transformación y renovación del corazón es una caminata espiritual que no sucede en un día, con una clase o por ver una escritura. Requiere vivir un proceso de arrepentimiento para llegar a la renovación.

EL arrepentimiento y compromiso , trajo el deseo de consagrarse y produjo una gran alegría. Esta alegría que solo se tiene como resultado de que Dios está trabajando en el corazón.

Después de un tiempo, Nehemías volvió a su ciudad, Susa, y poco a poco el pueblo fue dejando sus compromisos. Esto fue el resultado del liderazgo mundano e irreverente del sumo sacerdote Eliasib, y trajo grandes consecuencias: el desánimo y falta de compromiso del pueblo, la huída de los sacerdotes y levitas que servían en el templo, la ausencia de ofrendas para sostener el templo, la mezcla en matrimonio con pueblo paganos, y finalmente el deterioro espiritual de Jerusalén

Nehemías se vio enfrentado a la necesidad de volver a tratar estos asuntos, llamar al arrepentimiento y a tomar decisiones para el cambio. Nuevamente lo hizo con determinación, celo por Dios y dedicación.

Termina sus crónicas diciendo. He cumplido.

Viendo el libro percibimos que el pueblo sin el liderazgo de Nehemías carecía de unión, motivación y determinación. Se desviaba fácilmente.

Cabe preguntarnos: ¿Estoy esperando un Nehemías que cambie mi situación?
En realidad, el llamado es a que nosotros seamos ese Nehemías. El Nehemías que lidera su hogar con esta misma pasión y determinación. El Nehemías que es un ejemplo para su familia, vecinos y amigos. EL Nehemías que no se rinde ante las dificultades e inspira a otros a no rendirse. El Nehemías que tiene tanto celo por Dios que hace que las cosas cambien cuando están mal.

Hacen falta más Nehemías.
¿Qué te está llamando Dios a hacer en este momento?

Digámosle a Dios. Señor, Dios poderoso, voy a cumplir con mi misión



jueves, 19 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 51 - Falta 1

Día 51
Nehemías 13: 28-30

Nehemías estaba reprendiendo a quienes tenían matrimonios con extranjeros. Y se encuentra conque el yerno de Eliasib era pariente de Sambalat. Es decir, Eliasib terminó emparentando con los dos principales enemigos de Jerusalén.

También nos da a conocer el rango de Eliasib: era el sumo sacerdote. El puesto más alto entre todos los sacerdotes. Ahora podemos entender un poco más el camino de deterioro espiritual que había sufrido Jerusalén. Su líder religioso no respetaba la ley de Dios, no respetaba a su propio pueblo que había sufrido las amenazas de estos dos hombres, no valoraba el esfuerzo de la reconstrucción, y aprovechó su cargo para profanar el templo de Dios.

Finalmente, varios sacerdotes y levitas habían terminado casándose con mujeres de otros pueblos. Quienes debían guiar al pueblo , terminaron desviándolo. Quienes debían ser ejemplo de reverencia y rectitud, eran un mal ejemplo para sus compatriotas.

La determinación de Nehemías fue tal, que el nieto de Eliasib se vio obligado a salir de Jerusalén. el entendió que le era imposible vivir en pecado teniendo un hombre de Dios a su lado.

Una cosa es que personas no respeten a Dios y vivan a su manera, y la otra que se sientan cómodos haciéndolo frente a nosotros.

Nehemías termina sus crónicas con la certeza de poder decir : he cumplido. Llevé a cabo mi misión. Limpié a Israel, restituí a los sacerdotes y levitas al servicio del templo, organicé que las provisiones se dieran cumplidamente. Por eso termina diciendo: Dios mío. Acuérdate de favorecerme.

Esto es muy inspirante. Tenemos el ejemplo de alguien que sufrió oposición, amenazas, problemas, pero siguió adelante sin cansarse ni desanimarse hasta cumplir con el trabajo que le correspondía.

Es lo que Dios espera de nosotros también. Comenzamos los primeros días hablando de que cada uno de nosotros tiene una causa, una misión particular. Una causa en nuestra familia, amigos, en la iglesia.

Estamos llamados a decirle a Dios lo mismo: Mi Señor, he cumplido.

Y el nos responderá: Muy bien, eres un empleado bueno y fiel. Entra y alégrate conmigo (Mateo 25:21)





miércoles, 18 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 50 - Faltan 2

Día 50
Nehemías 13:23-27

Nehemías sigue narrando las decisiones que fue necesario tomar para restaurar las convicciones del pueblo.
Se necesita mucho corazón para no desanimarse ni cansarse. Tuvo que tratar una situación tan delicada como los abusos del sacerdote Eliasib, restaurar la ofrenda y llevar a los sacerdotes y levitas a servir nuevamente, tratar la falta de respeto con el día de reposo y organizar centinelas para no permitir comercio los sábados, y ahora tratar los matrimonios con mujeres extrajeras.
La mayoría de nosotros a la mitad del camino ya hubiéramos desistido, desanimado o dejado a un lado.
Una tentación cuando hay varias situaciones por resolver, es después de un rato sentirse cansados y dejar pasar las cosas. Nehemías se podía haber quedado con lo que había hecho y dejar sin resolver esta situación. Pero el siguió adelante.

Algunos judíos se habían casado con mujeres extranjeras, y el resultado era que sus hijos ya ni siquiera sabían la lengua judía. Estaban perdiendo sus raíces, su cultura, pero más que nada, su fe. Las nuevas generaciones estaban destinadas a crecer bajo una cultura pagana.

Podemos ver aquí hasta donde llegó la influencia del pecado de Eliasib. El permitió que Tobias, el amonita, tuviera sus pertenencias en un cuarto del templo. Con su actitud, al emparentar con Tobías, y muy posiblemente con sus enseñanzas, comenzó a poner la idea de que no era tan necesario malo mezclarse con los demás pueblos aunque sus creencias fueran lejanas a la fe del pueblo de Dios. No tardó mucho tiempo para que los demás judíos dejaran a un lado sus convicciones y terminaran casándose con mujeres extranjeras.

Hemos hablado varias veces respecto al ejemplo. Ahora tenemos una demostración de cómo el mal ejemplo deja como herencia alejamiento de la voluntad de Dios. Debemos ver con reverencia a Dios el tipo de ejemplo que estamos dando a los que están a nuestro alrededor.

Esta vez Nehemías discute con ellos. Esto indica que en un principio hubo excusas, razones, justificaciones, ante los reclamos de Nehemías. Y ante esta situación, pierde el control: los maldice , los golpea y los hiere. Es evidente como su enojo se había convertido en rabia. Después de todo lo que hemos aprendido de Nehemías, es alentador descubrir que no estamos aprendiendo de alguien perfecto, sino un ser humano imperfecto como nosotros.

Y Nehemías les recuerda que uno de los reyes más importantes de Israel, el hombre más sabio de su tiempo, se desvió por no tener en cuenta los mandamientos de Dios. Cualquiera de nosotros puede desviarse si comienza a dejar de un lado las enseñanzas de la Biblia, a bajar el estándar de los mandamientos de Dios, y a vivir según su propia sabiduría.

¿Estás dando excusas para no hacer lo que agrada a Dios?
Hoy miremos lo que pasó con estos hombres, y tomemos las decisiones que hagan falta para no desviarnos.

martes, 17 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 49 - Faltan 3

Día 49
Nehemías 13: 15-22

Continúa Nehemías narrando las cosas en las que el pueblo se había apartado de la ley de Dios. Aquí nos habla acerca del día de reposo, en el cual habían prometido no trabajar, sino dedicárselo a Dios.

Podemos ver que cada cosa a la que se habían comprometido, se había ido dejando con el tiempo. Ahora era el día consagrado a Dios. Lo habían cambiado por trabajar y hacer negocios.
Estaban cediendo en sus convicciones. Ya no consideraban que lo que era importante para Dios, lo era también para ellos.Además, habían permitido que que extranjeros vivieran entre ellos en la ciudad Santa. Los habían aceptado porque hacían negocios con ellos. Vendieron sus convicciones.

Si bien tenemos nuestro día para alabar a Dios y congregarnos, no tenemos un día consagrado a Dios. Para nosotros todos los días son consagrados a Dios. Pero al igual que ellos podemos cambiar nuestro tiempo para Dios por otras cosas. El trabajo. los negocios, o en general nuestras propias ocupaciones. Podemos olvidar de donde procede todo lo que tenemos, y comenzar a vivir por nuestra propia cuenta.

De nuevo vemos lo que hace Nehemías: reprende a los jefes. No sabemos si ellos tenían parte en los negocios o no, pero independientemente de esto es a quienes les toma cuentas. No reprendió al pueblo o a la gente de Tiro, sino a sus líderes por haberlo permitido. Ellos tenían la responsabilidad de guiar con rectitud al pueblo. Si el pueblo se desviaba, ellos debían hacer que se volvieran hacia Dios. Y no lo hicieron. No cumplieron con su papel.

Y les dijo: que maldad están haciendo. ¿Acaso no aprendieron las lecciones del pasado?

Tremenda pregunta para nosotros. ¿hemos aprendido de nuestro pasado? Cada uno de nosotros sabe muchas veces para donde está yendo cuando comienza a desviarse del camino. Ni siquiera se necesita sabiduría para hacer lo bueno cuando ya hemos pasado por la misma situación anteriormente. Tan sólo debemos recordar y aprender.

De nuevo, no sólo los reprendió sino que tomó medidas para cambiar la situación. Puso a su propia gente a cuidar las puertas. El sabía que los israelitas no tenían en ese momento las convicciones necesarias para hacerlo. Y el mismo frenó las intenciones de los comerciantes que intentaban seguir vendiendo los sábados. Después de un tiempo, mandó a los levitas a purificarse, y les encomendó la tarea de cuidar las puertas.

Dos cosas que aprendemos de esta situación: el que abandonemos el camino errado no significa que no vamos a seguir siendo tentados. Al igual que con los comerciantes frente a las puertas de las murallas, el pecado va a seguir esperando a la puerta de nuestro corazón para seguir intentándolo. Necesitamos centinelas que se paren los primeros días a cuidar las puertas. Es el tipo de amistades que hacen falta a nuestro alrededor. ¿tienes compañeros de batallas?
¿ hermanos en la fe con quienes puedes contar para que sean tus centinelas?

La segunda lección es lo mismo, pero aplicada cuando vamos a ayudar a alguien . Si estamos ayudando a un hermano a vencer algún pecado en su vida , no podemos quedarnos en pasar uno o dos tiempos leyendo la Biblia y aconsejándole que hacer. Necesitamos acompañarlo por un tiempo mientras tiene fuerzas para seguir adelante, y ser centinelas cuidando la puerta de su corazón. En muchas ocasiones fallamos, porque le ayudamos a alguien a arrepentirse, y luego lo dejamos solo.

Hoy tenemos la oportunidad de parar y cambiar de dirección si es necesario. Aprendamos las lecciones del pasado.

Busquemos además el tipo de amistades en las que seamos compañeros de batalla, y podamos cuidarnos el uno al otro.










lunes, 16 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 48- Faltan 4

Día 48
Nehemías 13: 10-14

Lo que había sucedido con Eliasib era parte de la situación general que había en Jerusalén. Es impactante como cuando comenzamos a desviarnos, no lo hacemos con una sola cosa sino que en nuestra vida en general.
Mientras el pueblo veía como se deshonraba a Dios con las acciones de Eliasib, en lugar de tratarlo, sus corazones se fueron apartando . Después de un rato, consideraron que no valía la pena ofrendar para los sacerdotes y levitas, pues veían cómo se perdía la reverencia por Dios. Y ellos mismos terminaron perdiendo la reverencia también.

Esta escritura nos muestra las consecuencias de no tratar el pecado .Cuando vemos situaciones que no están bien en el pueblo de Dios, y no se tratan, nuestros corazones comienzan a ponerse críticos y a desviarse. Si en lugar de confrontarlas y hablar nos quedamos callados , nuestro corazón se contamina y tarde o temprano nos desanimamos. Comenzamos a ver que no hay reverencia, que las cosas son muy humanas, que no tiene sentido esforzarse cuando hay pecado en medio del pueblo de Dios. Y dejamos de hacer lo correcto delante de Dios, porque vemos a otros que no lo están haciendo. Terminamos pecando igual que ellos.

Volvemos a encontrar en el pueblo una rebeldía silenciosa. Ellos sabían que lo que se hacía en el templo no era correcto, y esto los hería. Pero en lugar de hablarlo, respondieron con indiferencia, falta de compromiso, y la decisión de no ofrendar porque no estaban de acuerdo con lo que pasaba.

La consecuencia: los levitas y cantores tuvieron que salir de allí y volver a sus tierras. Por no tratar el pecado, la situación terminó en el deterioro del servicio en el templo.

Nehemías juntó a las autoridades y las reprendió. No juntó a todo el pueblo, sino a los que tenían la responsabilidad de guiar al pueblo. El liderazgo involucra en sí mismo hacernos responsables delante de Dios.

Además vemos la determinación y liderazgo de este hombre. Resolvió la situación. Reunió a los servidores del templo y los puso de nuevo en su lugar, hizo que el pueblo llevara de nuevo sus ofrendas, y nombró personas de confianza que tomaran responsabilidad por la administración de las ofrendas. Encontramos de nuevo la característica que buscó anteriormente: hombres dignos de confianza.

El pueblo respondió rápidamente. Demostraron que lo íntimo de su corazón no estaban de acuerdo con lo que sucedía. Ellos vieron como Nehemías actuó rectamente en cuanto a la situación de Eliasib, vieron su determinación por hacer lo justo delante de Dios, y apoyaron nuevamente con sus ofrendas.

Ni puedo imaginarme cómo se sentían los dirigentes y líderes espirituales que por años debieron excusarse en lo que pasaba y no tomaron responsabilidad. Era mucho más fácil pensar que le pueblo no era comprometido, que no tenía buen corazón, que tomar la responsabilidad de tratar el pecado y cambiar la situación. Nehemías simplemente llegó, y lo resolvió.

Como dice Eclesiastés 7:29 " Dios hizo perfecto al hombre pero este se ha complicado la vida".
Hay veces en que nos rodeamos de burocracia espiritual, dándole vuelta a situaciones que lo único que necesitan es alguien determinado por hacer la voluntad de Dios.

Termina Nehemías en una oración reflexiva, pidiendo a Dios que tenga en cuenta su deseo de servirlo.El sabía que su recompensa estaba con Dios. Era Dios quien más se complacía de que hubiera alguien con tanto amor y celo por El, que se determinara a cambiar la situación.

Viendo lo que había pasado con los israelitas,
¿ Hay algo que por no tratarlo, te haya desanimado?¿ algo que te desmotive y te haga perder tu compromiso y entrega?
Así como Nehemías cambió la situación en un momento, de seguro hay más de una situación que puede cambiar rápidamente en tu vida. Te invito a tener la misma determinación de este hombre por que así sea





domingo, 15 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 47 - Faltan 5

Día 47
Nehemías 13: 4- 9

Nehemías comienza este párrafo diciendo : Antes de esto, es decir, a mostrarnos cuales fueron los hechos que llevaron a que el pueblo se desviara.
Después de 12 años como gobernador, Nehemías volvió a Susa. Allí estuvo por algún tiempo, antes de pedirle permiso al rey para volver. Los historiadores dicen que ese lapso de tiempo fue entre 8 y 15 años, aunque la mayoría concuerda que fue más cerca de los 8 años.
Durante este tiempo comenzaron a suceder algunas cosas. Tobías no pudo vencer a Nehemías ni parar la reconstrucción, pero vio una oportunidad con su ausencia . En el capítulo 6, nos deja constancia de que existía correspondencia y relaciones entre Tobías y gente importante de Jerusalén.
Ahora vemos las consecuencias. Eliasib, uno de los sacerdotes, era pariente de Tobías, y como tenía a cargo los almacenes del templo, le cedió uno de los cuartos donde se guardaban las ofrendas. Este era un lugar consagrado, y no dejó de hacerlo.
Esto no era un secreto para el resto de sacerdotes y levitas, para los gobernantes, ni para el pueblo. Y sin embargo no hicieron nada. Lo toleraron. Aunque sabían que estaba pecando contra el templo de Dios. Lo veían suceder cada vez que el usaba ese cuarto. De seguro lo comentaban entre pasillos, pero no tenían el coraje para confrontar la situación.

No sabemos si era porque Eliasib era sacerdote, y esto hacía que lo vieran como un hombre de Dios y no se atrevieran a decirle nada, o porque estaban esperando a que otro hiciera algo, o por simple miedo. Pero algo si sabemos. Por varios años, entre todos los habitantes no hubo un gobernante, sacerdote, o Israelita que parara lo que estaba sucediendo. Es algo que me asombra y me asusta.
Hermanos, aquí hay una gran lección. Aunque no sabemos cuál era el trasfondo por el que no actuaron, si podemos saber cuál era la causa principal. No tenían celo por Dios. Tenían más temor de hombres que de Dios. Y terminaron tolerando el pecado . Básicamente, se hicieron cómplices silenciosos del pecado de Eliasib.

¿Qué haces cuando ves que algo no está andando bien en el pueblo de Dios?¿Cuando ves pecado sin tratar?Es más fácil hablar entre pasillos. Es más fácil quejarse con otros o criticar, pero vemos que entre miles de Israelitas no hubo uno capaz de enfrentar la situación y cambiarla.

Este punto es muy fuerte, porque habla del carácter y del celo por Dios. ¿Has visto alguna vez a alguien pecando, varios lo saben, y no hacen nada? Y luego, cuando todo termina mal, se ven esos varios diciendo: yo lo sabía, yo me había dando cuenta, como si eso los hiciera más importantes.

No tenemos certeza pero es posible que Nehemías haya vuelto a Jerusalén porque recibió noticias de que las cosas no andaban bien.

Y aquí vemos de manera notable lo mismo que hemos estado aprendiendo del carácter de este hombre. Ya había dicho antes: los hombres como yo no huyen ni se esconden. Y así fue.

Dice la biblia que se disgustó mucho. Claro que si. El lugar sagrado que había sido consagrado para las ofrendas y los utensilios del templo, ahora estaba ocupado por muebles para hospedar a uno de los principales enemigos de la reconstrucción. Tenía razones para estar enojado.

No tuvo reparos en cambiar la situación. Inmediatamente mandó que se sacaran los muebles, se purificara el lugar que había sido profanado, y se usara de nuevo para el servicio del templo.

Vemos nuevamente a Nehemías cambiar en un momento lo que no había cambiado en años. Sólo hacía falta un hombre celoso de Dios y determinado a hacer su voluntad para que las cosas cambiaran. Ojala Dios nos de más hombres y mujeres así. Oremos porque Dios nos haga hombres y mujeres así.

El pasaje nos lleva de vuelta a un tema que habíamos tratado anteriormente.

¿Tienes celo por Dios? ¿Permites el pecado o lo tratas? Recordemos las palabras de Pablo al tratar en la iglesia primitiva un tema que estaba lejos de la palabra de Dios: "Yo no busco la aprobación de los hombres sino la aprobación de Dios. No busco quedar bien con los hombres. ¡Si yo quisiera quedar bien con los hombres , ya no sería un siervo de Cristo!"