Hace ya dos días que terminamos nuestro plan de los 52 días. El sábado había una mezcla de alegría, cansancio, y nostalgia. No en vano nos habíamos juntado por más de un mes a orar. Hoy ya es lunes, y sin embargo mi organismo sigue con la idea de que seguimos en el plan. A las 4 de la mañana me encontraba en mi cama despierto, y con ningún indicio de que iba volver a dormirme.
En realidad, este tiempo fue más allá de lo que esperaba. Dios trabajó en nuestros corazones, en nuestra amistad, y camaradería. Deseo simplemente agradecer y felicitar a todos los que compartimos estos 52 días. A Italo, con su gorro rojo, que cada mañana llegó a hacernos creer que podíamos cantarle a Dios. A Marco, y su ánimo cada vez que avanzábamos más de dos versículos en un día. A Carlos Vega, que inventó todas las tallas posibles sobre cuántos días nos quedaban. A John, llegando cada mañana con la misma tranquilidad, caminando y disfrutando el momento. A Ariel, y su ánimo cada mañana. A Juvenal, que mañana tras mañana nos acompañó, y se superó a si mismo y a sus limitaciones. A dos grandes guerreras: Leyla y Jessica Arnao, que resaltaron estos 52 días y fueron un ejemplo para nosotros. A Jaime y Victor Cepeda, que nos acompañaron desde sus casa entre semana, y en la plaza los fines de semana. Al corazón de servicio de Victor, con sus queques y el cafecito. A Pablo, y sus completos a las 6 de la mañana. Nunca vamos a olvidar la experiencia. A Josué y su ánimo. A Cesar Perez, y las ganas que le puso cada mañana. A Ismael, que pareciera que había dormido en la plaza. Cada vez que llegábamos ya estaba ahi. A Juan Pablo, que con ánimo nos acompañó cada día. A la Tere, y sus ganas, todo el trabajo con las poleras y los tiempos de Skype
Y a cada uno de los que nos acompaño en algún momento: Rodrigo, Jorge Iván, Mauricio Estay, Eddy, Marianela, Dianita Arrue, Héctor, Paula,Antonio, Cristian Canto, Mario Bravo, Jean Paul, Christian Amestoy, David, Victor Maulén, José Ynga, Vincent Calquin, Robinsson, Agustín, Carolina González, y cualquiera que se me haya pasado.
Y a cada una de las mujeres de oración internautas, que día a día se mantuvieron firmes orando desde sus casas: María Lucía, mi esposa, Kay, Francoise, Claudia Silva; y las que acompañaron algunos días: Mirza, Irene, Soledad, Elba, Valeria, Patricia Pino.
A todos los hermanos que nos acompañaron desde Venezuela, dándonos su apoyo y haciendo los devocionales. Y por último, a mi familia en Bogotá. Saber que mi mamá, mi hermana Nubia, mi sobrina Camila Y mi hermano Carlos, nos acompañaron, fue muy especial. Gracias por su ánimo y sus comentarios. Me alegró mucho estar unidos en la distancia.
Queridos hermanos, que lo que Dios ha formado en nuestros corazones este tiempo, permanezca y siga creciendo
Con cariño,
LFH