miércoles, 21 de octubre de 2009

Vamos por los 52 - Día 22

Día 22
Nehemías 5:12-19

Al finalizar esta reunión, Nehemías llama a los nobles y gobernantes a cambiar, y ellos acceden. Luego quiere asegurarse de que cumplan, y los hace jurar.
Y este tiempo termina con un grito de la multitud alabando a Dios. Ellos llevaban años esperando que alguien intercediera por ellos. Llevaban años esperando un cambio. Y llegó. Y por eso había en ellos un deseo genuino de alabanza.
¿Qué producía en ellos alabanza?
El ver a Dios cambiando la situación. El ver justicia.
¿Acaso no es que deseamos nosotros también en alguna área en nuestras vidas?
¿Ver a Dios cambiando la situación? ¿cambiando nuestro corazón?¿cambiando una relación?

El proceso que vemos aquí involucra varios elementos:
- Hablar con la verdad
- Reconocer el pecado y buscar el arrepentimiento
- Comprometerse al cambio

La suma de estos elementos produce alabanza a Dios

Yo creo que muchas veces hemos intentado hacer cambios. Ellos no sólo lo intentaron, se comprometieron. Y Nehemías fue testigo y garante durante 12 años de que cumplieron ese compromiso.
Hay cosas en nuestra vida que sólo podemos lograr comprometiéndonos.
No podemos intentar ser fieles, necesitamos comprometernos a serlo sin importar la situación.
No podemos intentar amar incondicionalmente, necesitamos comprometernos a hacerlo.

Tal vez ya hemos hecho muchos intentos, pero aún no nos comprometemos.
Y vas a notar que las áreas de flaqueza en tu vida tienen una relación directa con la falta de compromiso hacia un cambio.

Es tan impactante la disposición de Nehemías de hacer lo que fuera necesario para ayudar a su pueblo. Se muestra claramente que no se queda los 12 años como gobernador por motivos personales, ya que renuncia a su pensión, sino que lo hace para ayudarlos. Nehemías los ayudó a reconstruir la muralla y luego los dirigió por 12 años. Se comprometió con ellos.

Aunque tenía el derecho de cargar impuestos al pueblo para sostenerse, aunque la ley se lo permitía, el no regía su conducta por lo que supuestamente podía o no hacer, sino por lo que era justo ante Dios. Al ver las necesidades económicas del pueblo, el no les impuso un impuesto mas, por respeto a Dios.

El compara su actitud con el comportamiento de sus antecesores. Es tan evidente la realidad de las palabras de Jesús, sobre la marca que diferencia a sus discípulos de los demás (Juan 13:34-35, 2Corintios 8:9).

Termina de nuevo con una corta oración, reconociendo que Dios es justo y valora cada una de las cosas que hacemos a favor de su pueblo. No está buscando vanagloriarse delante de Dios, pero si buscando su protección.

¿Cuan comprometido estás con hacer lo que es justo delante de Dios? Esto va mucho más alto que simplemente hacer lo que consideramos bueno y dejar de hacer lo que consideramos malo.

Hoy, busquemos poner en práctica este último elemento para lograr el cambio: tomemos el compromiso de hacerlo.




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