domingo, 1 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 33

Día 33
Nehemías 9:1-5

El pueblo está inmerso en un tiempo de restauración. Después de la fiesta de las enramadas, toman tiempo para ayunar y buscar el arrepentimiento. Desde que comenzaron a escuchar a Esdras leyendo las escrituras, ellos comprendieron que se habían alejado de la voluntad de Dios.
Nuevamente, es importante observar cómo estaban siguiendo los mismos pasos de lo que hizo Nehemías. Al igual que El, tomaron un tiempo para reconocer sus pecados y los de sus antepasados (Neh 1.6)

Tomaron tres horas leyendo las escrituras y tres horas confesando sus pecados públicamente. Tenemos que pararnos aquí y reconocer el gran movimiento espiritual que está aconteciendo. El pueblo entero está claro de su alejamiento de Dios, y siente la necesidad de confesar públicamente su pecado y cambiarlo. Tratemos de imaginar la escena: hombres y mujeres quebrantados con la palabra de Dios y hablando abiertamente delante de todos de las situaciones y pecados que los han separado de Dios. Esto es algo que sólo el espíritu de Dios puede hacer. Todo un pueblo siendo limpiado y sanado .

Es ahora cuando ellos reconocen cómo están. Por más de 90 años vivieron entre ruinas, y no lo percibieron. Se acostumbraron y continuaron sus vidas en medio de los escombros y las murallas caídas. De repente llegó un extranjero a decirles abiertamente que estaban en una situación muy difícil y vergonzosa. Y pasaron semanas para que ellos se dieran cuenta a que ser refería. No solamente las murallas físicas estaban caídas. En realidad esto era una consecuencia de que las murallas espirituales estaban en ruinas.

El ser humano es el único ser viviente capaz de adaptarse a vivir en medio de cualquier situación. por más extrema que sea. Pero no sólo nos adaptamos físicamente, sino que lamentablemente, también nos adaptamos y acostumbramos espiritualmente.

Podemos vivir en medio de ruinas y no darnos cuenta. Con nuestro hogar destruido, y sin embargo, creyendo que todo está bien. Con amistades maltratadas, y aún así creyendo que todo está bien. Con nuestra fe por el piso, pero aún así creyendo que estamos bien. Con el pecado separándonos de Dios y endureciendo nuestro corazón, y aún así sintiéndonos bien. Somos capaces de acostumbrarnos a vivir con la muralla destruida, y aún así sentirnos seguros. Y al igual que ellos podemos continuar nuestras vidas, y caminar entre escombros sin darnos cuenta.

¿cómo está la muralla a tu alrededor? ¿Es posible que te hayas acostumbrado a lo que ves, y ahora lo consideres normal?

El pueblo estaba despertando a su realidad, y esto quebrantaba su corazón. No podían seguir como estaban. No podían continuar así. Naturalmente se paraban uno tras otro a reconocer cuánto se habían alejado de Dios. Ahora que la muralla física estaba levantada, por fin podían reconocer el deterioro de la muralla espiritual.

Lo que está pasando en estos versículos es maravilloso. Lo he visto personalmente en muy pocas ocasiones. Una familia entera abriendo sus corazones y hablando con la verdad. Toda una iglesia confesando sis pecados, reconociendo su necesidad, buscando la ayuda de Dios. Y cuando ha pasado he visto sanación, unión, y restauración de una manera poderosa
¡Cuanto más necesitamos ver suceder esto !

Después subieron los levitas y clamaron a Dios. Y llamaron al pueblo a alabar a Dios y reconocer su amor y bondad.

¿Cuándo fue la última vez que clamaste a Dios?¿ No has necesitado hacerlo?

La alabanza es la respuesta espontanea de un corazón que reconoce quien es, y quien es Dios.

Dios quiere transformarnos. Restaurarnos. Quiere levantar las murallas caídas. Busquemos este corazón listo y preparado para ser restaurado.




No hay comentarios:

Publicar un comentario