miércoles, 11 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 43 - Faltan 9

Día 43
Nehemías 12:27-30

Aquí comienza la narración de la consagración de la muralla. Primero que nada, cabe acotar que no existía ningún mandamiento en la ley que se acercara a tal acción. Es decir, no fue el resultado de obedecer un mandamiento, sino del deseo de dedicar la muralla a Dios.
Es increíble cuando el corazón supera el simple cumplimiento de la ley. Hay tantas cosas que no están en las escrituras implícitamente, pero que en nuestro deseo de honrar a Dios podemos hacer.

La idea era dedicar la muralla a Dios, reconociendo que había podido reconstruirse sólo gracias a El. Básicamente era una celebración de gratitud y alabanza.

¿Haz pensado alguna vez en consagrar tu familia, tu trabajo, tus estudios,tu vida, a Dios?

Esta era una reunión de celebración. Celebrar quien es Dios, su amor, sus bendiciones. La iban a hacer dedicando himnos y alabanzas. Vamos a verlo más adelante, pero es bueno preguntarnos: ¿con que actitud iban ellos a celebrar? Lo dice en la misma escritura: con alegría.
Obviamente una celebración se realiza con alegría.
Nuestras reuniones como iglesia, son celebraciones. Celebramos al mismo Dios que iban a homenajear ellos. El mismo Dios que nos ha bendecido, perdonado, ayudado. ¿ con qué actitud celebramos a Dios en nuestras reuniones?

Muchas veces olvidamos el propósito de congregarnos, a qué vamos y por quien vamos. Y entonces terminamos yendo con la actitud y la disposición equivocada. En realidad depende de todos nosotros que nuestras reuniones sean celebraciones. Depende del coro, de los servidores, del predicador y los demás participantes, y de cada cristiano en la iglesia.

Y nos dice la escritura que antes de hacer la consagración, se purificaron. Primero los sacerdotes y levitas. Luego el pueblo. Luego la muralla.

Si bien la purificación era un acto ritual, no podemos dejar de un lado el significado que tiene: La necesidad de prepararnos para acceder a la presencia de Dios, de disponer nuestros corazones. En nuestras celebraciones , que los miembros del coro se preparen para alabar a Dios, que los edecanes se preparen para servir en las puertas y en la santa cena, que quienes van a compartir las escrituras se preparen para llevar el mensaje de Dios, y que los que escuchamos, nos dispongamos para escuchar la palabra de Dios, para alabarlo en las canciones, para confraternizar.

Ya no necesitamos de las leyes de purificación que tenían en el AT, pues es Cristo mismo quien nos limpia; pero igualmente tenemos la oportunidad de disponer nuestra mente, nuestro corazón y nuestro espíritu.

Hoy pensemos en lo que significa consagrar lo que tenemos y consagrarnos a Dios.
¿piensas que podemos darle mayor énfasis a la idea de que nuestras reuniones sean celebraciones?
¿cómo podemos motivar ese ambiente en la iglesia?
¿Qué sería para nosotros prepararnos y disponernos para nuestras reuniones de confraternidad?

Podemos cambiar el espíritu de la iglesia en nuestras reuniones. Necesitamos darle mayor importancia a la idea de celebrar y de disponer nuestra actitud




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