viernes, 6 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 38

Día 38
Nehemías 10:28-30

Termina la oración con un compromiso firmado por los jefes, levitas y sacerdotes. Es un momento muy importante en Jerusalén.
Los jefes de la ciudad estaban firmando y tomando el compromiso delante de Dios. El primero en firmar fue Nehemías. Aquí podemos ver en perspectiva los frutos de liderazgo espiritual de este hombre. Al principio el era el único líder, y los demás lo seguían. Ahora podemos ver que los mismos dirigentes civiles que administraban una ciudad en escombros sin cambiar la situación, los mismos líderes que explotaban a sus compatriotas, ya estaban parados al lado de Nehemías y asumían el mismo compromiso. Los mismos sacerdotes y levitas que por años dejaron de cumplir sus funciones para el templo, y dejaron de guiar espiritualmente al pueblo, ahora estaban de pie al lado de Nehemías tomando el mismo compromiso.

En resumen, Nehemías se había reproducido. Esa es una característica importante del liderazgo: su capacidad de reproducirse en otros. Es decir, líderes hacen más líderes.
Y ahora podemos repasar cómo lo hizo Nehemías: con su ejemplo. Así despertó sus corazones, así los llevó al arrepentimiento, asi logró que ellos también se comprometieran.

Y el resto del pueblo a su vez siguió a sus líderes. Dice la Biblia que se unieron al compromiso de sus líderes. Sin peros, sin contradicciones. Hombres, mujeres y niños se comprometieron.

Necesitamos recordar y grabar este principio. Muchas veces invertimos toda nuestra energía en intentar cambiar a otros, cuando lo más seguro primero necesitamos cambiar nosotros.

La gente va a seguir nuestro ejemplo más que nuestras palabras.

Si queremos tomar la responsabilidad de ser líderes espirituales en nuestro trabajo, hogar, estudio, iglesia, necesitamos comenzar por nosotros mismos. Hombres, si queremos dirigir nuestra familia hacia Dios, comencemos por nosotros. Si nuestra esposa e hijos ven nuestra devoción y ejemplo, tarden o temprano lo van a seguir. Es una ley natural.


El pueblo entero juró cumplir con la ley de Dios. Ahora, ya estaban listos para ir a la siguiente etapa en la reconstrucción.

Ayer hablamos de comprometernos. Repasar nuestra historia con Dios, aprender de ella, y comprometernos.

Hoy necesitamos comprender: hay ojos mirándonos. Ojos para los que somos una referencia, ojos que se fijan en nosotros y están atentos, ojos que tal vez simplemente están esperando.

Nuestro compromiso va a producir una influencia en otros. Una influencia que está más allá de nuestra percepción y nuestra comprensión.

Nosotros podemos motivar a otros al cambio, si ellos nos ven cambiar a nosotros.

Hoy, tomemos el papel de líderes. Pero no los líderes que hablan, los líderes que predican con su ejemplo.

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