martes, 3 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 35

Día 35
Nehemías 9:16-21

Ahora en su oración, Esdras toma un tiempo para recordar cómo ha sido la historia de Dios con su pueblo. Algunos de los puntos de esta oración:

(v.16) El pueblo pecó en su orgullo y terquedad al no querer obedecer los mandamientos de Dios. Somos orgullosos cuando creemos que tenemos un mejor plan, cuando argumentamos que tenemos "nuestra manera de hacer las cosas", cuando no obedecemos los mandamientos de Dios por seguir nuestras propias ideas. Y somos tercos, porque vez tras vez comprobamos que no funciona, vemos nuestras caídas, y aún así nos cuesta muchas veces creer más en Dios que en nuestra manera de pensar.
(v.17) En las pruebas, ellos quisieron volver a la esclavitud en Egipto. Cuando nos vemos probados, hay una tendencia a volver atrás, a pensar que nuestra vida era más fácil antes de ser discípulos, a añorar los tiempos en que no nos limitábamos en nuestros deseos y tentaciones. Definitivamente es mucho más sencillo dejarnos llevar por nuestras pasiones que vivir una vida recta. Sólo hay algo que no podemos olvidar: cuando vivíamos así eramos esclavos de nuestros propios pecados y deseos. No nos confundamos; no eramos más libres, estábamos atados a nuestro pecado y a sus consecuencias.
(v.18) Aunque fue Dios quien los rescató de Egipto, ellos comenzaron a adorar un becerro y atribuirle su salvación. Torpemente en ocasiones olvidamos que ha sido la mano favorable de Dios quien nos ha rescatado, ayudado, cuidado, y terminamos creando nuestros propios ídolos ( talentos, logros, dinero, personas)

Y aún con toda esta actitud del pueblo de Israel cual fue la respuesta de Dios
- No los abandonó. Fue paciente, amoroso, compasivo y perdonador. Hermanos, tal vez han habido ocasiones en que nos hemos sentido abandonados por Dios, pero El no es así. El no nos deja solos. El sigue perdonando y amando.
- No los dejó en el desierto. Continuó guiándolos de día y de noche. Dios nos ayuda a salir del desierto. El sigue dándonos dirección y guía aún en medio de los tiempos difíciles.
- No dejó de alimentarlos. No les faltó el mana ni el agua.

Ayer vimos varias de estas características de Dios. Pero hoy estamos reafirmando algo muy importante. Su amor es incondicional. A pesar de los pecados de Israel, Dios no dejó de ser quien era con ellos. Nosotros tendemos a ser condicionales. Si alguien nos falla, ya no lo tratamos igual. Si alguien nos defrauda, ya no le tenemos confianza. Si alguien nos hiere, nos cuesta volver a abrirle nuestro corazón. Afortunadamente, Dios no es como nosotros.

Servimos a un Dios amoroso y compasivo. Un Dios que en su paciencia sigue perdonando nuestros pecados y dándonos nuevas oportunidades. Los israelitas que salieron de Egipto no aprovecharon y valoraron este amor.

Hoy tenemos la oportunidad de acercarnos a Dios con la seguridad de que nos ama, y lo hace incondicionalmente, y a la vez con la determinación de que queremos corresponder a ese amor.

Recordar cómo ha sido la bondad de Dios hacia nosotros, es una fuente de motivación para cambiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario