domingo, 8 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 40

Día 40
Nehemías 10:32-39

Estamos viendo los compromisos que hizo el pueblo delante de Dios.

Y aquí vemos varios versículos dedicados a su compromiso por mantener el templo.
v.32 - 33 Contribución anual para contribuir con los gastos del servicio del templo
v.34 Contribución según turnos por familias para proveer la leña necesaria para los sacrificios y ofrendas
v.35 Ofrenda de los primeros frutos
v.36 ofrenda de dedicación de los primogénitos
v.37 ofrenda para mantener a l os sacerdotes y levitas
v.38 ofrendas de los levitas

Conclusión final: prometimos no abandonar el templo de nuestro Dios

Al igual que otras cosas que hemos visto anteriormente, los israelitas abandonaron sus obligaciones con el templo, y lo descuidaron hasta el punto que se dejó de oficiar en el. Ahora se comprometían a que esto no iba a volver a pasar.

El templo era el lugar donde habitaba la presencia de Dios. El lugar donde el pueblo se acercaba a recibir el perdón, a reconciliarse y se expiados de sus culpas. Era el lugar de adoración, y donde se leía la palabra. En otra palabras, era el centro espiritual de la comunidad.

Tras la venida de Jesús, la adoración no se limitó a un lugar físico. El templo físico ahora es la iglesia como templo espiritual, la unión de los creyentes.

Aún tenemos servidores para la comunidad, a quienes tenemos la responsabilidad de mantener económicamente para que puedan servir sin preocupaciones ni limitaciones. Aún tenemos un lugar físico donde nos congregamos para nuestros servicios de adoración y lectura de la Biblia. En resumen, aunque no vivimos la imagen del AT respecto al templo, aún tenemos obligaciones delante de Dios respecto a la iglesia.

Ellos se comprometieron a proveer de lo necesario para que el templo funcionara. Nosotros de la misma manera estamos llamados a comprometernos a proveer para que la iglesia y quienes trabajan para ella tengan lo necesario. Nuestra ofrenda es un acto de reverencia a Dios, en el cual reconocemos como recibimos bendiciones por medio de su iglesia, y deseamos colaborar económicamente para que pueda seguir cumpliendo su misión en nosotros y muchos otros. es un acto de fe, en el que confiamos y creemos que Dios nos da lo suficiente para poder cubrir nuestras necesidades y además para cubrir las necesidades de la iglesia.

Así como los israelitas iban al templo a buscar la presencia de Dios, el perdón, la reconciliación. nosotros en la iglesia encontramos el poder de Dios, encontramos su palabra para ser alimentados, encontramos ayuda y ánimo para vivir nuestro cristianismo, y también otros que nos ayudan a vencer el pecado.

Pero aún va más allá. Nosotros somos el templo de Dios. Es nuestro deber proveer lo necesario para que el templo glorifique y alabe a Dios. Esto involucra no solo dar nuestro dinero, sino además darnos a nosotros mismos para el servicio; ayudando a los demás, animando a los desanimados, levantando a los débiles, cuidando unos de otros, luchando los unos por otros.

Hoy sigamos el ejemplo de los israelitas en estos versículos: Prometamos no abandonar el templo de nuestro Dios. No abandonar a nuestros hermanos. No abandonar la batalla espiritual. No desistir.


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