jueves, 12 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 44- Faltan 8

Día 44
Nehemías 12: 31-43

La consagración de las murallas comenzó con dos grandes coros caminando sobre las murallas, alabando a Dios. Eran las mismas murallas de las que sus enemigos habían dicho con burla que incluso un zorro podría echar abajo si se subía. Dios había hecho que se comieran sus propias palabras.
La imagen de los dos coros cantando a Dios debía ser espectacular. Terminaron junto al pueblo cantando en el templo.Fue un día de alabanza y agradecimiento a Dios.

Gran parte de nuestra vida cristiana es el resultado del agradecimiento. Cuando nuestra manera de vivir se convierte en "tengo que hacerlo", perdemos la oportunidad de alabar de una manera genuina a Dios. (Salmos 50:7-15).

Para ellos, lo que estaba sucediendo era el resultado natural de cómo se sentían con Dios. Podemos hablar y predicar acerca de alabar a Dios, de ser agradecidos, de dar nuestro mejor, de consagrarnos a Dios; pero finalmente, esto sucede o no de manera natural , sólo como resultado de nuestra percepción de lo que Dios ha hecho y está haciendo en nuestras vidas. Alabar a Dios, celebrar a Dios, es natural, cuando nuestros corazones están agradecidos.

También nos menciona la Biblia que aquel día se hicieron muchos sacrificios. No hay consagración sin sacrificio. En estos versículos, la sangre de los animales representaba de una manera imperfecta, el sacrificio perfecto de Jesús. Y fue su sacrificio el que nos abrió las puertas para la reconciliación con Dios. Gracias a El podemos consagrarnos a Dios.

Disfruto mucho imaginándome este pasaje. Todos los habitantes, hombres , mujeres y niños, llenos de alegría, hasta el punto que su regocijo se oía desde lejos. Lo más cercano que conozco es un concierto o un partido de fútbol. Se escucha a los alrededores. Imagino como se sentían Sambalat, Tobías, Guesem escuchando al pueblo de Dios celebrar la consagración de la muralla.


Nehemías nos deja claro de donde venía su alegría. Dios los llenó de gran alegría. Es increíble cuando vemos la iglesia en las celebraciones, llena de gozo , cantando con alegría, animándose unos a otros, entregando el corazón.
Esto es lo que Dios produce en un pueblo que lo honra y se consagra a El. Es increíble porque es algo espiritual. No se puede disimular, ni aparentar, ni forzar. Es algo que viene de Dios.


Hemos estado aprendiendo en Nehemías, lo que Dios puede hacer en el corazón de un pueblo que vivió en ruinas por años. Y no hay ninguna duda de que todo el proceso de reconstrucción de la muralla, implicó un proceso de restauración de cada uno de ellos. Una renovación interna de cada habitante, culminando en el deseo unánime de consagrarse a Dios.

Mi oración es que Dios esté restaurando también tu corazón y el mío. Y que pronto podamos compartir junto a ellos la alegría que viene de lo que sólo Dios puede hacer en el hombre.

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