viernes, 20 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 52 - Hemos llegado a la meta

Día 52
Nehemías 1-13

Hemos estudiado por 51 días este libro. Aprendimos de un pueblo que por 93 años vivió entre ruinas, y vimos que podemos acostumbrarnos a los escombros: a tener un matrimonio que tan solo sobrevive, un hogar que no ha terminado de caerse, una vida espiritual en ruinas. Y el libro nos repite constantemente que podemos levantarnos de entre los escombros, que podemos reconstruir la muralla.

Para los habitantes de Jerusalén esto sucedió producto de un judío que sentía dolor por la situación de su pueblo. Un judío que estuvo dispuesto a dejar su comodidad, e ir a luchar por una patria que aunque suya, le era extraña.

Nehemías nos enseño el poder de la oración, y es lo que hemos estado probando estos 52 días. La idea era probarnos que puede hacer Dios en 52 días de oración , y en realidad las respuestas han superado nuestras expectativas. Más de uno de nosotros puede decir con seguridad que sale diferente de como llegó el primer día.

Fue la determinación de Nehemías, y lo irrefutable que eran las evidencias de que Dios lo acompañaba, que logró motivar a un pueblo desmotivado a unirse a la reconstrucción. Y en medio de esta, cuando surgieron los problemas, amenazas y dificultades, demostró su devoción a Dios y su fe en el Dios grande y terrible.

Pero fue después de que se reconstruyó la muralla física que vino el trabajo más importante y difícil; la reconstrucción de la muralla espiritual. Durante años habían vivido desunidos y en medio de injusticias, con un pueblo que no apoyaba a sus líderes y gobernantes en un acto de rebeldía silenciosa.

Hubo que restaurar convicciones, tomar compromisos y hacer juramentos garantizados por escrito. Pero todo esto fue el resultado de reconocer la muralla destruida, de sentir dolor por el pecado, de arrepentirse y confesar, para así llegar a las decisiones. El libro de Nehemías nos enseñó que la transformación y renovación del corazón es una caminata espiritual que no sucede en un día, con una clase o por ver una escritura. Requiere vivir un proceso de arrepentimiento para llegar a la renovación.

EL arrepentimiento y compromiso , trajo el deseo de consagrarse y produjo una gran alegría. Esta alegría que solo se tiene como resultado de que Dios está trabajando en el corazón.

Después de un tiempo, Nehemías volvió a su ciudad, Susa, y poco a poco el pueblo fue dejando sus compromisos. Esto fue el resultado del liderazgo mundano e irreverente del sumo sacerdote Eliasib, y trajo grandes consecuencias: el desánimo y falta de compromiso del pueblo, la huída de los sacerdotes y levitas que servían en el templo, la ausencia de ofrendas para sostener el templo, la mezcla en matrimonio con pueblo paganos, y finalmente el deterioro espiritual de Jerusalén

Nehemías se vio enfrentado a la necesidad de volver a tratar estos asuntos, llamar al arrepentimiento y a tomar decisiones para el cambio. Nuevamente lo hizo con determinación, celo por Dios y dedicación.

Termina sus crónicas diciendo. He cumplido.

Viendo el libro percibimos que el pueblo sin el liderazgo de Nehemías carecía de unión, motivación y determinación. Se desviaba fácilmente.

Cabe preguntarnos: ¿Estoy esperando un Nehemías que cambie mi situación?
En realidad, el llamado es a que nosotros seamos ese Nehemías. El Nehemías que lidera su hogar con esta misma pasión y determinación. El Nehemías que es un ejemplo para su familia, vecinos y amigos. EL Nehemías que no se rinde ante las dificultades e inspira a otros a no rendirse. El Nehemías que tiene tanto celo por Dios que hace que las cosas cambien cuando están mal.

Hacen falta más Nehemías.
¿Qué te está llamando Dios a hacer en este momento?

Digámosle a Dios. Señor, Dios poderoso, voy a cumplir con mi misión



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