jueves, 5 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 Día 37

Día 37
Nehemías 9:36- 10:27

En la parte final de la oración, Esdras reconoce tristemente que son esclavos en la que era la tierra prometida.
Y termina diciendo: por todo esto, a causa de esto.
¿ A qué se refiere con todo esto? A toda la oración en la que narra la historia de su pueblo y las consecuencias de su terquedad y pecado.
Y al respuesta es: "por todo esto, nos comprometemos"

Ya vimos en el capítulo 5 cuando los nobles y gobernantes se comprometieron a no seguir abusando del pueblo con los impuestos y préstamos usureros. Nehemías, los confrontó, los llamó al cambio, y ellos se arrepintieron y se comprometieron.

Ahora el trasfondo es que examinando la historia de su pueblo, ellos encontraron un elemento que afectó todo ese tiempo su comunión con Dios: la infidelidad. Vez tras vez, pecaban, veían las consecuencias, se arrepentían, pedían perdón, recibían el perdón, y poco después volvían a lo mismo.

Ellos reconocieron: hemos sido un pueblo infiel. La única solución que encontramos es comprometernos. No podemos seguir así.

Ayer hablábamos de revisar nuestra propia historia. Yo creo que a ninguno de nosotros nos gustaría que nos digan infiel. El término en si suena bastante fuerte. Lo asociamos con traición. Y muchas veces lo enmarcamos dentro del contexto de una relación sentimental.

Pero en realidad podemos ser infieles de diferentes maneras:
Somos infieles en una relación cuando no hablamos con la verdad.Somos infieles cuando no entregamos lo mejor de nosotros. Cuando damos las sobras. Cuando hablamos a espaldas. Cuando somos inconstantes.
Somos infieles con Dios cuando lo buscamos sólo por necesidad. Cuando lo desobedecemos. Cuando no luchamos para vencer nuestras debilidades. Cuando no le damos la gloria. Cuando nos olvidamos de el y de su palabra. Cuando damos a medias. Cuando no defendemos su honor. Cuando vivimos ciclos de emoción espiritual y luego de profundas caídas.

Los israelitas reconocieron su infidelidad. Y por esto se comprometieron. Vivimos en una era del temor al compromiso. De huir a comprometernos. Muchos no se casan para no comprometerse. No buscan a Dios ni van a la iglesia para no comprometerse. Viven vidas superficiales para no comprometerse con una causa.
Es posible que como cristianos, vivamos también dando rodeos a comprometernos. E inventamos todas las razones posibles para no hacerlo, pero entiendo algo de la escritura; cuando no nos comprometemos somos altamente susceptibles a ser infieles con Dios. Y esto provoca que nuestra vida espiritual sea de altibajos. Que nuestro matrimonio cojee de tiempo en tiempo. Que no podamos ayudar a otros como desearíamos. Que no causemos en el mundo el impacto que Jesús nos dio como herencia.

Ellos entendieron tan profundamente su historia y el paso que estaban dando, que no fue simplemente una promesa, se comprometieron por escrito, en un documento sellado (legal), firmado por los jefes, levitas y sacerdotes. Estaban decididos al cambio.

Llevamos 37 días aprendiendo de Nehemías, orando juntos tempranos en las mañanas, tomando retos. Eso es bueno. Y puede ser mejor. Puede convertirse en un tiempo que genere grandes cambios en nuestra vida, en nuestro corazón. Puede ser el comienzo de algo nuevo.

Hay inmerso en este sueño un ingrediente esencial para que esto pase: Necesitamos comprometernos.

¿Estás dispuesto a comprometerte?
¿A qué estás dispuesto a comprometerte hoy?

¡ SIENTE EL PODER!
¡EL PODER DEL CAMBIO!






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