martes, 17 de noviembre de 2009

Vamos por los 52 - Día 49 - Faltan 3

Día 49
Nehemías 13: 15-22

Continúa Nehemías narrando las cosas en las que el pueblo se había apartado de la ley de Dios. Aquí nos habla acerca del día de reposo, en el cual habían prometido no trabajar, sino dedicárselo a Dios.

Podemos ver que cada cosa a la que se habían comprometido, se había ido dejando con el tiempo. Ahora era el día consagrado a Dios. Lo habían cambiado por trabajar y hacer negocios.
Estaban cediendo en sus convicciones. Ya no consideraban que lo que era importante para Dios, lo era también para ellos.Además, habían permitido que que extranjeros vivieran entre ellos en la ciudad Santa. Los habían aceptado porque hacían negocios con ellos. Vendieron sus convicciones.

Si bien tenemos nuestro día para alabar a Dios y congregarnos, no tenemos un día consagrado a Dios. Para nosotros todos los días son consagrados a Dios. Pero al igual que ellos podemos cambiar nuestro tiempo para Dios por otras cosas. El trabajo. los negocios, o en general nuestras propias ocupaciones. Podemos olvidar de donde procede todo lo que tenemos, y comenzar a vivir por nuestra propia cuenta.

De nuevo vemos lo que hace Nehemías: reprende a los jefes. No sabemos si ellos tenían parte en los negocios o no, pero independientemente de esto es a quienes les toma cuentas. No reprendió al pueblo o a la gente de Tiro, sino a sus líderes por haberlo permitido. Ellos tenían la responsabilidad de guiar con rectitud al pueblo. Si el pueblo se desviaba, ellos debían hacer que se volvieran hacia Dios. Y no lo hicieron. No cumplieron con su papel.

Y les dijo: que maldad están haciendo. ¿Acaso no aprendieron las lecciones del pasado?

Tremenda pregunta para nosotros. ¿hemos aprendido de nuestro pasado? Cada uno de nosotros sabe muchas veces para donde está yendo cuando comienza a desviarse del camino. Ni siquiera se necesita sabiduría para hacer lo bueno cuando ya hemos pasado por la misma situación anteriormente. Tan sólo debemos recordar y aprender.

De nuevo, no sólo los reprendió sino que tomó medidas para cambiar la situación. Puso a su propia gente a cuidar las puertas. El sabía que los israelitas no tenían en ese momento las convicciones necesarias para hacerlo. Y el mismo frenó las intenciones de los comerciantes que intentaban seguir vendiendo los sábados. Después de un tiempo, mandó a los levitas a purificarse, y les encomendó la tarea de cuidar las puertas.

Dos cosas que aprendemos de esta situación: el que abandonemos el camino errado no significa que no vamos a seguir siendo tentados. Al igual que con los comerciantes frente a las puertas de las murallas, el pecado va a seguir esperando a la puerta de nuestro corazón para seguir intentándolo. Necesitamos centinelas que se paren los primeros días a cuidar las puertas. Es el tipo de amistades que hacen falta a nuestro alrededor. ¿tienes compañeros de batallas?
¿ hermanos en la fe con quienes puedes contar para que sean tus centinelas?

La segunda lección es lo mismo, pero aplicada cuando vamos a ayudar a alguien . Si estamos ayudando a un hermano a vencer algún pecado en su vida , no podemos quedarnos en pasar uno o dos tiempos leyendo la Biblia y aconsejándole que hacer. Necesitamos acompañarlo por un tiempo mientras tiene fuerzas para seguir adelante, y ser centinelas cuidando la puerta de su corazón. En muchas ocasiones fallamos, porque le ayudamos a alguien a arrepentirse, y luego lo dejamos solo.

Hoy tenemos la oportunidad de parar y cambiar de dirección si es necesario. Aprendamos las lecciones del pasado.

Busquemos además el tipo de amistades en las que seamos compañeros de batalla, y podamos cuidarnos el uno al otro.










No hay comentarios:

Publicar un comentario